Se trata de Claudio Molina, uno de los directores del nosocomio; y Evelin, enfermera del lugar. “Debatimos bastante, pero siempre con tranquilidad y terminamos riéndonos”, contó la joven. Conocé su historia.
La infancia de Evelin, vecina de Glew, transcurrió entre pacientes y nosocomios, especialmente el hospital Arturo Oñativia de Rafael Calzada. Es que, desde hace dos décadas, su padre, Claudio Molina, se desempeña allí como enfermero y recientemente se convirtió uno de los directores del lugar.
“Todo trabajador de la salud sabe que pasa su vida en el hospital o la clínica. Sus salidas con sus hijos es donde trabaje. Él hacía también internación domiciliaria que, por lo general, cuidaba a adultos mayores. Me acuerdo el contacto con los abuelitos, me daban golosinas”, relató la joven de 27 años en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Lejos de renegar fue en aquellos instantes, al ver a uno de sus seres más amados hacer lo que tanto le apasionaba, donde la browniana encontró su verdadera vocación: la enfermería. Actualmente esta pandemia los encuentra a ambos luchando contra el Coronavirus en el mismo establecimiento.
La vida de Claudio no fue nada fácil. Su madre enviudó cuando era muy pequeño. Desde los ocho años, él y sus siete hermanos debieron trabajar para ganarse un plato de comida en la mesa. Sin embargo, eso no lo detuvo para terminar sus estudios y convertirse en un profesional de la salud.
“Vengo de una familia bastante humilde, por eso cuando se hablaba de que los pobres no llegaban a la universidad, es mentira. Yo llegué”, contó Molina a este medio quien, tras abandonar la carrera de medicina por un problema de horarios, decidió seguir enfermería. Tras años de esfuerzo, se recibió sin saber que sería un ejemplo para su hija.
“Papá tiene una educación muy humanística y hace un trabajo muy personal con el paciente. El tema de enseñar valores, de pararse frente al médico y decirle que ese tratamiento no va con el paciente porque el enfermero está 12 horas al lado del paciente, lo conoce, lo ve”, resaltó Evelin. La joven obtuvo su título en la UNLA y ahora estudia para ser doctora.
Si bien desde hace tres años se desempeñan en el mismo establecimiento, lo hacen de manera separada. Él, gestionando todo lo que el personal necesita para asistir a la comunidad y ella, en contacto directo con la población.
“La emergencia y urgencia es algo que me apasiona, me gusta muchísimo y estoy bastante tranquila porque en mi equipo de trabajo, siempre nos organizamos y distribuimos el trabajo y desde que empezó la pandemia nos fuimos capacitando”, explicó Evelin respecto a esta situación particular.
No solo se desempeñan en distintos sectores, sino que en días diferentes. Ahora sí, cuando se cruzan por algún recorrido sorpresa que hace Claudio los fines de semana, las palabras “padre” e “hija” desaparecen y el trato es el mismo que al resto de los colegas.
“Como trabajadora hospitalaria y amante de la salud pública y él, director, me quejo todo el tiempo, le hago reclamos. Así que debatimos bastante, pero siempre con tranquilidad y terminamos riéndonos”, resaltó este medio.
La celebración deberá postergarse para la noche, momento en el que Evelin llegue del hospital. Seguramente, como tantas otras veces, el encuentro termine desembocando en una charla de aquellos que tanto los une: la enfermería.
“Aprendo mucho de él. Valoro mucho su temperamento, es muy tranquilo por eso considero que en gestión le fue bien. Con él podés hablar, intercambiar ideas. Yo soy más polvorita. Entonces, cada vez que quiero reaccionar mal, me pongo en la mente: ¿Qué diría papá?", confesó.
