El acto oficial se llevo a cabo este lunes 16 de octubre, en la plaza San Martín, sita en Obligado y Ascasubi. El intendente Mariano Cascallares encabezó la celebración. En el cierre, hubo desfile tradicionalista.
Glew se vestió de fiesta para celebrar un nuevo aniversario. El 12 de octubre pasado cumplió 152 años de historia, se trata de una de las localidades más antiguas del distrito. Por eso, el Municipio de Almirante Brown convocó a los vecinos a participar de un encuentro cultural.
La iniciativa se concretó este lunes 16 de octubre, a partir de las 10, en el espacio verde situado entre las calles Obligado, Ascasubi, Andrade y Carriego. El encuentro fue presidido por el intendente Mariano Cascallares.
Quienes se acercaron pudieron disfrutar de un desfile cívico-tradicionalista. Allí, se hicieron presentes delegaciones escolares, entidades de bien público, centros de jubilados y bomberos, entre otras instituciones medias.
Tras la bendición a cargo del párroco de la Iglesia Santa Ana de Glew, Roberto Scali, Cascallares entregó banderas de ceremonia y flameo a instituciones del distrito, entre ellas, la Escuela Primaria N° 31 de Glew y al Cuartel Central de los Bomberos Voluntarios de la localidad.
La Agrupación Sinfónica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entonó las estrofas del Himno Nacional. Y, Graciela Doré, una vecina de la ciudad, recordó a los antiguos pobladores del lugar y agradeció al Municipio las obras puestas en marcha.
“En una localidad como Glew, que muchas veces se sintió abandonada, es lindo escuchar que los vecinos dicen que estamos en el buen camino, avanzando y dando soluciones”, aportó Cascallares.
Los festejos continuaron durante la tarde en el centro cultural “El Fortín” de Glew. Específicamente, en el barrio “El Telepostal”, emplazado en el predio de Uspallata y la barrera de las vías del ferrocarril Roca. Con la presencia de más de 20 centros tradicionalistas.
La jornada contó con un desfile y la presentación del conjunto de danza folclórica “Juntos por el Chamamé”. Además, estuvo presente el cantor Surero Yurace, el grupo Sangre santiagueña y los payadores David Tokar y Luis Genaro. Hubo puestos de gastronomía y espectáculos en un feriado para celebrar en familia y al aire libre.
Los orígenes de Glew datan de 1810, cuando una dama muy reconocida, doña Clotilde heredó de su esposo las tierras de esta zona. Anteriormente, se presume que habitaron pueblos nómades, cazadores y pescadores, de los que han quedado pocos rastros.
Su nombre no aparecería hasta 1857, cuando adquiere las tierras don Juan Glew. De esta forma, el lugar comenzó a conocerse como “Estancia de Juan Glew”.
Juan Glew edificó en Avellaneda y Moreno, frente a la estación, el primer almacén de ramos generales y vendió parte de las tierras al Ferrocarril del Sud. En marzo de 1865, donó un terreno de su propiedad para las vías y la terminal.
Fue con el arribo del tren que Glew fue invadida por el progreso. En ese entonces el ex propietario de la estancia se encontraba desaparecido, por lo que Sus descendientes dividieron el campo heredado y se adjudicaron distintas fracciones.
Con el paso del tiempo, los extensos campos se transformaron en un conjunto de chacras y tambos. Entre aquellos primeros pobladores del pueblo estaban Amadeo Poggio; Pedro Díaz; Daniel Acebal; Elsa Ibarra; Oscar Taño; Tomas Casado; Domingo Tagliaferro; Aurelio Amoedo, a quien se debe el primer pavimento del pueblo.
Tiempo después, los terrenos ubicados al este de las vías del tren, se llamaron “Pueblo Nuevo de Glew”; se volvió más comercial y aumentó su población. Luego, en 1905, Sarmiento firmó el edicto para la fundación de la Escuela Nº 4 en Ministro Rivadavia que luego se trasladó a Glew.
Inmigrantes provenientes de la primera guerra mundial se asentaron en los fondos del pueblo nuevo. Así, nació una inmensa colonia alemana. En 1960 llegó otra corriente migratoria: japoneses que se emplazaron en los fondos de Glew.
En 1975 el antiguo pueblo ascendió al rango de ciudad, sumándose a las localidades de Mármol, Claypole, Longchamps, Ministro Rivadavia, San José, Burzaco, Rafael Calzada y Adrogué. De esta forma, se conformó el partido de Almirante Brown.
La capilla Santa Ana guarda una de las páginas más reconocidas de la pinacoteca argentina: los frescos que Raúl Soldi dejó allí pintados. Los mismos invitan a acercarse a ese universo de criaturas inocentes y climas afables que es el rasgo característico de su obra.
Veintitrés calurosos veranos fue el tiempo que Raúl Soldi tardó en concluir estos murales. La Fundación Soldi también fue creada por iniciativa del artista. Allí se exhiben 60 obras, entre óleos, dibujos y grabados, que abarcan distintas etapas pictóricas desde 1927 hasta 1978.
La Biblioteca Popular Pablo Rojas Paz, se inauguró oficialmente el 22 de marzo de 1969. La entidad funciona en la sede de Aristóbulo del Valle y Mansilla. El edificio de la Biblioteca, fue donado por Soldi. El nombre es en homenaje al escritor tucumano quien fuera su gran amigo.
