La pieza literaria “Tacos altos” narra las vivencias de una niña oriental en la localidad browniana. Recuerda su paso por Argentina, entre supermercados, un incendio y referencias geográficas típicas del distrito.
“Tacos altos”, la última novela de Federico Jenmaire, relata la historia de vida de una niña oriental que transitó su infancia y adolescencia en Glew, bajo el choque cultural que esto amerita. El disparador es un hecho real, la muerte de un supermercadista chino durante un incendio, en su local ubicado en Gran Buenos Aires.
“Este caso es verídico. Prácticamente, no tuvo repercusión en los medios porque es dramático: el hombre muere”, explicó el autor en una entrevista.
La narración, que el escritor tomó de una realidad mediática, es reconfigurado y narrado por una niña oriental de 15 años en una especie de diario personal de alrededor de 166 páginas.
Describe su vida en el Conurbano, el retorno al país natal de su padre muerto, el desarraigo y el reencuentro con la ciudad que la vio crecer, años luego, debido a una oferta laboral.
Se trata de una historia sobre la búsqueda de una identidad, del choque de culturas, de la inmigración, del idioma y, por sobre todas las cosas, sobre crecer y conocerse en un cruce de contextos.
