Representan el 9, 5 por ciento de la población, según la primera Encuesta Nacional de Prevalencia de Asma realizada en 2015. A nivel mundial, la cifra se eleva a 235 millones de ciudadanos. Es la enfermedad más frecuente en niños. Claves para su correcto tratamiento.
El Asma es una de las principales enfermedades no trasmisibles. En Argentina, tiene una prevalencia del 6 al 9 por ciento, lo que la convierte en un importante problema de salud pública, según difundió la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Las cifras encuentran su base en la primera Encuesta Nacional de Prevalencia de Asma llevada adelante en 2015. Reveló que 1.383.621 ciudadanos sufren de esta patología en el país.
Además, el estudio evidenció que esta enfermedad ocasiona más de 15 mil hospitalizaciones por año en hospitales públicos de todo el país. Además, el 55 por ciento de las personas solicitaron atención en un servicio de urgencia; mientras que el 23 por ciento fue internado.
Asimismo, reveló que apenas el 46, 8 por ciento de los argentinos que dicen tomar medicación para contrarrestar los efectos de este padecimiento la ingieren sólo cuando tienen síntomas.
Según estimaciones de laOrganización Mundial de la Salud (OMS), más de 235 millones de personas a nivel mundial tienen Asma. También, genera alrededor de 383 mil muertos por año, la mayoría de ellas en adultos mayores.
De ese total, el 80 por ciento de los fallecimientos se registran en los países de ingresos bajos o medios-bajos. Lo último da cuenta de la desigualdad en el acceso al sistema de salud en las diferentes regiones del mundo, y su deficiente prevención.
En otro plano, se trata de la enfermedad crónica más frecuente en niños y la más subdiagnosticada. Alertan que en muchos casos las personas no tienen noción de que la padecen, lo que afecta la calidad de vida y la capacidad de realizar actividades cotidianas.
Pese a que no se puede curar, si se logra controlar con un diagnóstico y tratamiento adecuados. De esta manera, los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida.
Sin embargo, especialistas afirman que los fármacos no alcanzan para controlarla. También es importante que se identifiquen y se eviten sus desencadenantes. Es decir, los estímulos que irritan e inflaman las vías respiratorias, y potencian los síntomas.
Además, se debe tener en cuenta que el tratamiento varía según la gravedad de la enfermedad de cada persona. Pero, de todas maneras, siempre se los alienta a realizar actividad física. Se debe a que es uno de los pilares del proceso.
En el caso de pacientes con síntomas persistentes, deben tomar medicamentos todos los días y a largo plazo. Así, controlan la inflamación subyacente y previenen crisis.
Por estos motivos, es importante que cada paciente conozca las características del tipo de Asma que sufre. Y también es clave que puedan reconocer los síntomas de empeoramiento para actuar rápidamente.
"Un tratamiento adecuado y el manejo de los factores sociales y ambientales que la complican redunda en un control del problema, una reducción de la frecuencia y gravedad de las crisis y una mejoría en la salud y calidad de vida de los enfermos", aconseja la AAMR.
