La inflación registrada en el primer trimestre del año obliga a los usuarios a adoptar nuevas costumbres alimenticias. Aunque es prioritario llevar adelante una alimentación sana, paradójicamente los productos que más incrementos presentan son las frutas y verduras. Con el objetivo de ahorrar, recorren varios comercios en búsqueda del mejor precio y optan por segundas marcas.
Frente a la caída del consumo minorista, consecuencia del tarifazo presente en varios rubros, los argentinos modifican sus rutinas de compra. Concurren a varios negocios, comparan precios y dejan de lado productos que no son de primera necesidad. De esta forma, asumir una dieta saludable se convierte en un gran desafío.
Un reciente relevamiento de precios demostró que en el primer trimestre se produjo un incremento del 36,5 por ciento en el valor de las frutas y del 19,9 por ciento en las verduras. Mientras que en el promedio interanual, las primeras se encarecieron un 65,6 por ciento y, las segundas un 35,9 ciento.
Incorporarlas a las comidas diarias es cada vez más difícil. Es que su valor depende de aspectos estacionales y climáticos. Por ejemplo, las lluvias e inundaciones que afectan a buena parte del Litoral, provocan faltantes en las góndolas y encarecen los montos de las disponibles.
Con respecto al consumo, se estima que cayó un 2,1 por ciento en el primer trimestre del año, pero ya se profundizó en abril con un 3,6 por ciento. Esto demuestra que las familias acuden a una mayor cantidad de sitios de venta, controlan los precios y son más racionales en su elección.
La consultora privada CCR comunicó que 63 por ciento de sus encuestados declaró haber resignado la adquisición de marcas líderes y haber migrado hacia segundas marcas. Por eso, las que son propias de las cadenas de supermercados, alcanzan una notable mejoría, que ronda el 20 por ciento en los primeros tres meses trascurridos del 2016.
Se calcula que una familia tipo, compuesta por un matrimonio y dos hijos, debe gastar un promedio de 7.700 pesos al mes para comprar productos adecuados para su salud. El 40 por ciento de ese monto tendrán que destinarlos para las frutas y verduras, pero seguir las recomendaciones de los nutricionistas se hace cada vez más dificil.
El "Rally" de las compras
Así como los comerciantes deben realizar un esfuerzo extra para no perder clientes, los compradores se vuelven cada vez más selectivos. Priorizan la economía del hogar, recurren a descuentos, promociones en efectivo o con determinadas tarjetas.
“Los artículos de limpieza los adquirimos en comercios del barrio, porque es más barato y tienen ofertas. Las frutas y verduras las compramos sólo los sábado y domingos, en una verdulería que abre fines de semana y tiene precios económicos y buena calidad”, detalló ante www.deBrown.com.ar Liliana, una vecina de Adrogué.
Y agregó: “Los productos en general los compramos en el supermercado usando la tarjeta de descuento, pero como la carne, el pollo y el pescado sale más caro ahí, optamos por recurrir a comercios del barrios”.
En coincidencia, una familia de Burzaco explicó que los elementos que consumen con más frecuencia suelen obtenerlos en supermercados mayoristas. “Lo que hacemos es no comprar lo que está más caro y sí lo que es de estación y se mantiene más o menos igual”, añadieron.
“Vamos a comprar a Maxi Carrefour y después dividimos entre nosotros, que somos cuatro, la familia de mi hijo y mi hija. Por ejemplo, compramos hormas de queso o packs de leche y luego lo separamos, para que sea más barato”, relató Susana, de Don Orione ante este medio.
Los acrecentamientos de los vegetales son solamente una parte de los cambios efectuados en la canasta básica. También se advierten en las carnes y fiambres, bebidas, y productos de limpieza y cuidado personal. Por lo que cubrir las necesidades de nutrientes esenciales sin excesos de calorías, azúcares ni sodio es todo un reto.
