Así lo corroboró un informe difundido por la UBA. En abril también subió la indigencia, que alcanza al 7,7 por ciento de los ciudadanos. Falta de alimentación y ausencia de accesos viables a la educación y al empleo digno, son los principales factores.
Hasta finales del 2015, el 22% de la población de Capital Federal y el Conurbano se ubicaba por debajo de la línea de pobreza, y el 5,9% en la indigencia. Desde abril, ambos conglomerados crecieron en un 35,5%, el primero y en un 7,7%, el segundo. Los niños, el sector más vulnerable.
La información surge de un estudio del Instituto Gino Germani que fue interpretado por el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
La investigación se llevó adelante entre octubre y noviembre de 2015 y retrató las condiciones de vida de la población en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las 24 jurisdicciones que componen el Conurbano, sobre un total de 1.228 hogares. Fue actualizado en abril de este año.
En la mayoría de los casos, se evidencian trabajadores por cuenta propia de baja calificación y trabajadores asalariados sin protección en tareas de baja productividad.
El texto difundido por la entidad comprueba que en diciembre del año pasado el 22 por ciento de los habitantes de Capital y Conurbano estaba por debajo de la línea de pobreza, y el 5,9 por ciento por debajo de la línea de indigencia, pero en abril ambos sectores se profundizaron.
Los ingresos no alcanzan para la satisfacción de las necesidades de cada familia y, en consecuencia un 35,5 por ciento de los hogares son pobres y un 7,7 por ciento indigentes.
Específicamente, en el GBA (Conurbano más CABA), se ven afectados por la pobreza más de 4.544.000 de vecinos. En tanto, quienes viven en la indigencia pasaron de 752 mil personas a 985.600 aproximadamente.
Un aspecto a tener en cuenta es el acceso a la seguridad social, donde se observa la mayor desprotección de los empleados independientes, quienes deben asumir por su cuenta situaciones de salud y futuro jubilatorio, a través de ahorros, hijos y/o herencias.
Para los investigadores, son vulnerables el 75,4 por ciento de estos trabajadores de baja calificación, el 66,9 por ciento de los que que cumplen funciones en la rama agrícola y el 46,5 por ciento de los calificados y semicalificados.
Con respecto a las causas de este incremento, se detalló la suba en los precios de los alimentos de primera necesidad como carnes y harinas, y la actualización del transporte y los servicios públicos, en especial la luz eléctrica y el gas.
Los “nuevos” pobres tienen trabajos eventuales, por lo que se ven afectados rápidamente por los cambios en la economía. En la mayoría de las ocasiones esto genera perpetuidad de la pobreza, ya que pierden su capacidad adquisitiva, lo cual se mantiene por varias generaciones.
Otras estadísticas
En abril la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó un trabajo en el que confirmó que uno de cada tres argentinos es pobre. Mientras que la indigencia aumentó, en los primeros tres meses del 2016, un 6,2 por ciento.
Entre enero y marzo de este año, la pobreza se amplió hasta abarcar a 1,4 millones de individuos, al tiempo que otras 350 mil personas ingresaron a la indigencia.
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA probó que “el mayor riesgo de subocupación y empobrecimiento no lo están experimentando en realidad los segmentos formales de la economía sino los sectores informales”.