Romina Acuña fue asesinada el 10 de octubre de 2010 en un confuso episodio en Ministro Rivadavia. En abril de este año, el hombre señalado como responsable de la muerte fue detenido. Mientras aguardan el comienzo del juicio, la familia de la víctima denuncia amenazas por parte del entorno familiar del imputado.
Pasaron cinco años desde la muerte de Romina Acuña y su familia aún espera que se esclarezca el caso y por fin puedan tener algo de paz. Si bien el único imputado por el crimen, Silvano Maidana, está detenido desde abril, todavía no hay fecha para el inicio del proceso judicial en su contra.
“Estamos esperando a que empiece el juicio, aunque tengo miedo de la sentencia y de lo que pueda pasar después”, expresó en declaraciones a www.deBrown.com.ar Stella Maris Díaz, madre de la víctima.
Su temor se basa en que, desde el fatídico episodio en que mataron a su hija, “las amenazas y agresiones” fueron una constante hacia su familia. Según contó la mujer, el entorno del acusado -que vive en la misma cuadra que los Acuña- la agrede a ella y a sus hijos tanto física como verbalmente.
“Nos dicen cosas muy fuertes. Es una situación triste y complicada porque es difícil contener sobre todo a mis hijos varones y evitar que les respondan”, señaló.
Mientras aguardan el inicio de las audiencias, cuentan con una custodia policial. Sin embargo, sólo la tendrán hasta tanto empiecen a juzgar al imputado. Y es por eso que, ante la posibilidad del desamparo, el miedo va en aumento.
Pese a que desde el arresto del único acusado por la muerte de la joven no hubo grandes cambios, se concretaron pequeños avances que otorgaron un mínimo de tranquilidad a los familiares. Lograron el acompañamiento del Centro de Protección de los Derechos de la Víctima (CPV).
Ahora, a pesar de que queda poco, la esperanza está puesta en que la etapa judicial comience este año. El dolor que acompaña a Stella Maris desde el primer día, es también el motor para seguir adelante y continuar en su lucha para encontrar justicia.
El crimen
Romina, madre de un pequeño, murió el 10 de octubre de 2010 como resultado de un confuso episodio en el cual recibió un disparo en el cuello mientras estaba en la entrada de su casa. En esa misma circunstancia, sufrieron heridas su papá y su hermano.
Por el hecho, el único imputado fue Silvano Maidana, quien vivía en la misma cuadra que la familia Acuña. Pocos días después del crimen, denunciaron agresiones y hechos de violencia por parte del entorno del acusado. Las presiones se mantienen hasta ahora.