Estudios recientes comprobaron que si una persona es sometida regularmente a diversas presiones tiene más posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular. Además, informaron que al 45% de los argentinos les preocupa que un familiar pueda tener un infarto.
La tensión diaria, el cansancio y la autoexigencia impactan negativamente en la salud. En general, originan reacciones psicosomáticas de diversos grados. Por eso, los especialistas definen al estrés como un factor de riesgo coronario.
En la mayoría de los casos, actúa de forma sostenida y silenciosa. La angustia, la preocupación, los trabajos extremadamente exigentes, entre otros motivos, se traducen en un riesgo cardíaco y cerebrovascular.
La investigación realizada por la Fundación Cardiológica Argentina explica que cuando el estrés se caracteriza por la ansiedad, angustia, hostilidad o ira, es peligroso.
“En su instancia aguda puede desencadenar accidentes cardíacos. Y cuando se da de manera sostenida se transforma en crónico y provoca alteraciones arteriales graves", puntualizaron desde la entidad.
En ese mismo sentido, un relevamiento de la consultora Ipsos, mostró que al 45 por ciento de los argentinos les inquieta la posibilidad de que un familiar pueda sufrir un infarto.
En la encuesta, de 1000 casos representativos de la población de entre 18 y 60 años, el estado del corazón apareció tercera en la lista de problemas de salud que más preocupan. En primer lugar, se ubican la problemática de las fallas en la memoria y en segundo, las deficiencias en la alimentación.
Los profesionales aconsejan reducir la sobrecarga de tensiones, que alteran el sistema nervioso y llevan a la aparición de enfermedades. Para lo que será fundamental un cambio de hábitos y una toma de conciencia sobre la situación.
