El trabajo de la Asociación Educar señala que cuatro de cada diez chicos de entre 17 y 20 años duerme esas horas diarias, cuando lo recomendable es superar las ocho. La investigación explica por qué para esta franja etaria “conciliar el sueño es como estudiar con los ojos cerrados”.
Los especialistas remarcaron que es necesario dormir más de 8 horas para permitir que el cerebro ingrese en una suerte de “mantenimiento” en las primeras horas de la noche y, a continuación, “en la fase que fija los aprendizajes”.
“El 40,1% de los adolescentes de entre 17 y 20 años duerme menos de siete horas promedio por noche de lunes a viernes”, precisa el estudio de la Asociación Educar para el Desarrollo Humano que se basó en encuestas a 2.693 alumnos de escuelas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México y Uruguay.
Los resultados del trabajo afirman que los más chicos duermen más que los más grandes, por esa razón apenas el 9,9% de los niños de entre 11 y 12 años duerme menos de siete horas.
En tanto, esa poca cantidad de horas de sueño afecta al 22,7% de los adolescentes de entre 13 y 14 años y al 32,3% de la franja que va de los 15 a los 16.
Según el estudio, la franja horaria de conciliar el sueño para la población objeto de esta investigación va de las 22.43 horas a las 23.46, y el promedio de horas dormidas por noche desciende de 8 horas 23 minutos en los chicos de 11 y 12 años hasta 6 horas 48 minutos en los de entre 17 y 20 años.
Un dato es revelador es que los más afectados por el déficit de sueño son los de “estrato social medio”, ya que el 30,9% de esos chicos duerme menos de seis horas por día, 10 puntos porcentuales por encima de los de bajos recursos (20%) y del sector de mayores ingresos (21,1%).
El mito de la siesta
Los especialistas consideran que “no es una buena estrategia para compensar el sueño perdido durante la noche, recuperar las horas el fin de semana”.
La siesta “es útil para reparar el cansancio del día, pero no sirve para completar las ocho horas que se durmieron a la noche”. Aseguraron que “nada reemplaza el sueño a nivel aprendizaje”.