Juan Zicarelli, de 46 años, falleció el domingo por la noche en el Sanatorio de la Trinidad de Quilmes, luego de padecer un paro cardio respiratorio tras una operación del nervio ciático que lo dejó en coma. Dirigió al “Tambero” en el 2015 y fue el motor de la permanencia del equipo en la Primera “D” del fútbol argentino.
Foto: Gentileza de Toque "D" Primera
La semana comenzó con dolor para el “Tambo” y sus simpatizantes, después de recibir la noticia de que Juan Zicarelli había fallecido el domingo, luego de sufrir un paro cardio respiratorio, posterior a una operación del nervio ciático, que le realizaron semanas atrás.
Dicha intervención, llevada a cabo en el Sanatorio de la Trinidad de Quilmes, ubicado en Carlos Pellegrini 499, lo había dejado en coma por varios días.
En 2015, luego de la renuncia de Diego Piñeiro como DT de la primera división por un desgaste con las autoridades del club, Zicarelli junto a Javier Silva Gimenez, tomaron la responsabilidad de conducir al equipo y lograron salvarlo de la desafiliación, dejándolo con 26 puntos y en el antepenúltimo lugar de la tabla.
La dupla técnica había debutado el 9 de junio, ante Victoriano Arenas, que paradójicamente, volvió a cruzarse el lunes con Claypole, por la última fecha del torneo de transición.
Si bien el “Pela”, como le decían sus amigos, se encontraba en un profundo coma, la esperanza de que despierte y pueda continuar con su vida normal y por supuesto, su labor como entrenador, estaba latente.
Finalmente, sucedió lo peor y el más reciente encuentro del “Tambero”, debió iniciarse con un minuto de silencio, conmemorando la pérdida de un colega, entrenador y amigo.
Claypole y el Club Sportivo Dock Sud, donde actualmente dirigía la 5ta división, perdieron un gran motivador. Un “tipazo” como lo definían sus colegas, dirigidos y seres queridos. Apasionado por el fútbol, buscaba transmitir su pasión y dedicación por el juego, a todo aquel que se cruzaba en su camino.
“Tienen que dejar la vida en la cancha” era una de las frases de aliento que le decía a sus jugadores antes de salir a cada partido. Como ex jugador, sabía de sacrificios y esfuerzos dentro de la cancha y en cada entrenamiento.
“Nunca bajaré los brazos! Voy a llegar a esa meta como a usted le hubiese gustado”; “Juro que en cada partido que me toque voy a dejar el alma, así como nos decías”; “Este campeonato lo vamos a luchar por vos”. Son algunos de los mensajes que escriben sus alumnos en su perfil de Facebook.
Juan transmitía fuerza y alentaba a cada uno de sus jugadores: “La vida siempre te da revancha, si te caes respira hondo, levantate y seguí. No bajes los brazos. Cuando empiece a rodar la pelota, hace lo mejor que sabes hacer. Divertite con la caprichosa, pedila y disfrutalo como solíamos hacer. Cuidate nene…”