Hombres, mujeres y niños fueron víctimas de un gobierno de facto que se mantuvo entre 1976 y 1983. Noticias de Brown dialogó con protagonistas y familiares de desaparecidos del distrito para conocer sus historias de vida, atravesadas por uno de los periodos más oscuros de la Argentina.
El 40 aniversario del último golpe cívico militar, el más violento de la historia argentina, permite rememorar el plan sistemático de aniquilamiento y censura que se aplicó contra todo aquello que consideraba “subversivo”. Miles de familias quedaron destruidas y desde entonces luchan por la verdad y la justicia.
En la década del 70´ cientos de vecinos brownianos se enfrentaron a la dictadura para obtener datos de sus seres queridos que estaban siendo callados, perseguidos y torturados. Con el paso de los años, lograron avances, pero aún hoy -a 40 años después- siguen exigiendo que “Nunca Más” se vuelva a cometer violaciones a los derechos humanos.
María Rosa Martínez, actual concejal de Almirante Brown, sufrió la detención el 17 de Mayo de 1976, frente a la Plaza Moreno en La Plata, donde residía mientras estudiaba medicina. Al poco tiempo supo que estaba embarazada de Juan Pablo, su hijo con Sergio Yovovich.
El niño nació en cautiverio y permaneció con ella poco tiempo, ya que fue entregado a sus abuelos maternos, quienes lo criaron junto a la familia de su padre por tres largos años. María Rosa fue liberada, pero Sergio sufrió las consecuencias de pensar distinto.
“Después de que llegó Juan Pablo me llevaron a Devoto y ahí me encontré con mis compañeras y con muchas dificultades. Lo más terrible fue salir y ver que mis amigos no estaban y que a Sergio lo habían matado a un año y medio antes (en octubre del 77) acá en Almirante Brown”, indicó en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Frente a ese panorama desolador, su entorno cumplió un rol fundamental. “Les tengo que agradecer a mis padres, a mi hermana, a la mamá de mi compañero, que criaron a Juan Pablo hasta los 4 años. Cuando salí tuve que formar un vinculo, a ser madre de verdad, porque serlo sin tener un hijo cerca era más una ilusión que una realidad. Fue durísimo”, describió.
María Rosa planteó que el hecho de ser mujer fue un motivo de ensañamiento para los represores. “Fue terrible el terror, el miedo, el silencio que se instauró. Los restos de Sergio los encontramos en 2009, fue sumamente reparador. Es triste porque significa volver a vivir la muerte, en especial cuando te describen cómo fue asesinado. Sospechábamos e imaginábamos lo que había pasado, pero la contundencia del cuerpo es muy fuerte”, reconoció.
“En el momento de la represión todos sentíamos que nos iban a perseguir, pero no tanto como ocurrió. La figura del desaparecido todavía no existía en Latinoamérica y menos el secuestro de chicos”, se lamentó.
Un ejemplo de lucha
La historia de la familia Castillo conmueve al barrio Sakura de Burzaco, que los vio crecer. Roberto Castillo, era miembro de la Juventud Peronista y fue secuestrado durante un apagón generalizado en 1977. Su séptimo hijo, Gastón, fue apadrinado por el genocida Jorge Rafael Videla, como una estrategia de su madre para conocer el paradero de su esposo.
Lamentablemente, de nada sirvió y sus restos fueron hallados recién en 2009 en un cementerio de Avellaneda, donde había sido enterrado como 'NN'. En declaraciones a este medio, Gastón y sus hermanos, Martín y Beatriz, reconstruyen parte de su pasado.
“Es un tema muy delicado, hay mucha gente que todavía tiene miedo. El dolor no se cierra nunca. Gastón estuvo muchos años en silencio pero después, gracias a Dios, se pudo unir la familia y hablar de lo que nos pasó. Estamos orgullosos de saber la verdad. Nuestros hijos, sobrinos y familiares nos apoyan mucho”, sostuvo Martín.
“Esta época me trae muy malos recuerdos, por todo el sufrimiento de mi familia, nos criamos sin padre. Yo no lo pude conocer y es muy duro. Mi padre y tantas otras personas no hicieron nada malo, sólo querían mejoras en su trabajo, en su barrio”, explicó Gastón.
“No puedo decir que haya sido un alivio no tener más el padrinazgo porque fue algo muy cruel que me acompañó por mucho tiempo. Saber quién es el asesino de mi viejo me genera dolor y bronca”, expresó y confirmó que recién en el 2010 logró la ruptura del vinculo con Videla, por mediación del cardenal Jorge Bergoglio, actual Papa.
Con una mirada esperanzadora sobre el futuro, Martín sostuvo: “El legado que dejaron nuestro padre y sus compañeros fue la necesidad de trabajar para mejorar cada barrio. Es lo mismo por lo que nos encontramos luchando ahora”. “Bety”, por su parte, reveló que les llevó muchos años poder trasmitir sus vivencias.
“Hasta que no apareció mi papá no participamos de actividades. Que Gastón haya sido ahijado de Videla fue muy duro para él y toda la familia. Hoy vemos que Almirante Brown y la sociedad en general avanzó mucho con respecto a la memoria. Nos sentimos acompañados”, amplió.
A modo de reconocimiento, y por pedido de la Escuela N° 78 de Burzaco, la Subsecretaria de Derechos Humanos del Municipio y el Concejo Deliberante, por iniciativa del concejal Mario Fuentes, reemplazó el nombre de la calle Julio Fonrouge entre Vallejos y Japón, del barrio Sakura, por el nombre de Roberto Castillo.