La Selección Argentina llegó al último encuentro del hexagonal con un pie y medio afuera del próximo Mundial de fútbol, a disputarse en Corea del Sur. Debía golear por cinco tantos a Venezuela para no depender de nadie, o ganar y esperar que Brasil no derrote a Colombia.
Después del empate ante los “Cariocas”, el horizonte no contemplaba un panorama alentador. Con un técnico sumamente nuevo, muy pocos entrenamientos juntos, problemas en la entidad madre y con un Cuerpo Técnico cuestionado por no tener la experiencia suficiente, Argentina Sub 20 superó los obstáculos y logró la hazaña.
Los jóvenes saltaron a la cancha en primer turno. Las chances eran: golear y festejar, o ganar y esperar. Dominaron durante todo el primer tiempo a Venezuela, pero el gol era esquivo. A los 41’, Marcelo Torres habilitó a Lautaro Martínez, el chico de Racing, y con un derechazo rompió el cero. Dos minutos más tarde, a los 43’, nuevamente el mismo delantero estampó en 2-0 de cabeza.
Por como cerró el primer tiempo, no era descabellado pensar en un hipotético 5-0. Habían sido mucho más que su rival y casi no sufrieron disparos en contra. La segunda mitad fue distinta. Tal vez el físico les jugó una mala pasada, la levantada de la “Vino tinto” ayudó otro poco. Lo cierto es que no inquietaron lo suficiente al arquero.
Entre bronca y lamento, se terminó el partido. Venezuela consiguió la clasificación al Mundial, y Argentina tuvo que esperar una mano de Colombia.
En la tarde-noche, los “Cafeteros” chocaron ante Brasil. Una victoria de los brasileros era el fin de las esperanzas “Albicelestes”. Un empate, la gloria. Como no podía ser de otra forma, los “verdeamarelos” fueron quienes propusieron durante todo el duelo. Estuvo muchas veces a punto de abrir el marcador, pero les faltó ajustar la puntería.
El cronometro marcaba 88’ y, desde el palco, el plantel nacional pedía la hora a gritos. Lo que parecía prácticamente imposible, estaba a dos minutos de convertirse en realidad. El arquero de Colombia se llevaba todas las miradas una y otra vez. Muchas veces le ahogó el grito de gol al rival y terminó jugado para Argentina.
Con el pitazo final, los “Pibes” no aguantaron tanta satisfacción y desataron la locura en la tribuna. Entre risas, gritos y lágrimas, cada uno se fue dando cuenta que, a pesar de que tuvieron que recorrer un camino lleno de espinas, lograron la clasificación al Mundial de Corea del Sur.
