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AÑO 11 - EDICIÓN Nº 1942
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SOCIEDAD
domingo 1 de julio de 2018

Fumar provoca infartos y ACV: mueren 14 mil personas por año


En Argentina, fallecen más fumadores por enfermedades cardíacas y cerebro vasculares que por cáncer de pulmón. Los fumadores pasivos también expuestos a esas patologías. Los tratamientos para abandonar este hábito.

Las causas más frecuentes de mortalidad por tabaquismo en nuestro país son las enfermedades cardiovasculares y por accidente cerebro vascular (ACV). Se trata de 11 mil y 2.700 decesos, respectivamente, cifras que superan las muertes que el hábito de fumar provoca por cáncer de pulmón.
Los números fueron relevados por el ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Además, remarcaron la importancia de concientizar a la comunidad sobre que el abandono de este hábito una vez adquirido evita muertes.
Según los especialistas del Programa Provincial de Control del Tabaco de la mencionada cartera, además de la nicotina y el monóxido de carbono, otras sustancias tóxicas presentes en el tabaco también afectan la salud cardiovascular.
Este conjunto de sustancias irritan las arterias. También, aceleran la formación de la llamada “placa de ateroma” –grasa en las arterias–. En consecuencia, se hacen más estrechas y se dificulta la circulación de la sangre.
Además, los tóxicos presentes en el tabaco predisponen a la rotura de estas placas. Como efecto inmediato, se produce la formación de coágulos que obstruyen el flujo sanguíneo provocando la muerte del tejido irrigado. Tal como ocurre en los casos de infarto agudo de miocardio (IAM ) y accidente cerebro vascular (ACV).
En tanto, la nicotina aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Esto incrementa, a su vez, el riesgo de isquemia y arritmias. Sumado a esto, el monóxido de carbono compite con el oxígeno haciendo que disminuya en la sangre. De esta forma, se provoca una suspensión o grave disminución del intercambio gaseoso a nivel de la placenta o de los pulmones.
No obstante, está comprobado que otras formas de consumo de tabaco distintas del cigarrillo, también dañan la salud cardiovascular. Múltiples estudios indican que el cigarrillo electrónico también genera efectos adversos sobre el organismo.
 

¿Qué hacer para evitar el daño?

Dejar de fumar, a cualquier edad, disminuye muy rápidamente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Quienes abandonan el hábito mejoran la salud de su corazón y reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular inmediatamente.
Luego de un año sin cigarrillos, el riesgo de tener un infarto disminuye a la mitad y a los quince años de haber dejado es similar al de un no fumador. Incluso las personas que ya han tenido un ataque al corazón pueden reducir el riesgo de tener otro si dejan de fumar.
El peligro de sufrir accidentes cerebrovasculares disminuye paulatinamente y se iguala al de un no fumador luego de 10 años de dejar de fumar.
 

Tratamiento

El fumador puede acudir a la consulta de cesación tabáquica en diferentes establecimientos públicos. Una vez en contacto con el equipo de salud, se concretan una o dos entrevistas de evaluación y diagnóstico. También se implementan tests.
Así, se evalúa su grado de dependencia física a la nicotina y su grado de motivación para iniciar un tratamiento o no. Si el paciente aun no está convencido, se trabaja la motivación hasta que esté seguro y decidido de fijar una fecha de comienzo.
El tratamiento tiene dos componentes. Por un lado, la medicación, que ayuda a manejar los síntomas de la abstinencia; y por otro, se trabaja la parte conductual a través de un abordaje cognitivo. El objetivo es brindarle al paciente herramientas que le permitan resolver situaciones problemáticas relacionadas con el consumo de cigarrillos.
El proceso dura tres meses con controles semanales. En algunos casos particulares pueden llegar a extenderse. Se debe a que cada fumador es único y el tratamiento debe adaptarse como un traje a medida de sus necesidades.
Por otro lado, el tratamiento farmacológico no es algo que indefectiblemente el paciente deba aceptar. Hay quienes quieren dejar de fumar sin la ayuda de medicación, lo que es tenido en cuenta por el equipo al momento de definir la conducta terapéutica.
 

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