Ambos edificios datan de siglos pasados y llevan consigo parte de la historia de Almirante Brown. Anécdotas y relatos cubren las paredes de estas construcciones que pese al tiempo, pudieron mantener intacta la memoria. Guardan un importante fragmento del pasado argentino y rescatan la identidad y tradición de nuestro pueblo.
Galerías intactas, molduras onduladas, ventanales amplios, techos de pizarra, puertas de madera maciza y farolas. Un castillo de Claypole que data del 1800 y una pulpería de Ministro Rivadavia que recibió a los patriotas de la época de Rosas, guardan un importante capitulo de la historia nacional y son algunos de los vestigios del pasado en Almirante Brown.
Ambos edificios que datan de siglos pasados fueron declarados patrimonio histórico por el Honorable Concejo Deliberante (HCD) local. Permanecen frente al avence de las construcciones modernas, manteniendo consigo aquellos relatos que cubren cada pared de estas construcciones y que retrotraen al pasado, a la identidad, a la historia y la tradición de nuestro pueblo.
Un Castillo envuelto en misterio e historias
Se encuentra en el límite de Claypole y Ministro Rivadavia y forma parte del casco histórico de este segundo pueblo. Su estructura es el reflejo de un palacio veneciano del siglo XIII y está emplazado en medio de un extenso parque surcado por caminos, al mejor estilo de los paseos de la época. Estaba limitado por una combinación de muros y rejas.
También existen extraños túneles, a través de los cuales se podía transitar bajo tierra con total seguridad y, según la versión de historiadores y vecinos de la zona, permiten el acceso a las localidades de Longchamps y Burzaco.
El desconocimiento sobre la función y la ubicación exacta de todos estos caminos subterráneos derivo en que los habitantes de los alrededores de la antigua construcción formularan diversas “leyendas urbanas” y lo vincularan con diversas etapas y personajes de la historia argentina.
Lo cierto es que los pasadizos fueron construidos según la moda de la época, aunque se desconocen con exactitud sus trazos. Una de las hipótesis es que el Castillo, bajo tierra, tenía comunicación con la comisaría, la iglesia, la Municipalidad e incluso la estación ferroviaria. Sin embargo, todavía ninguno de estos mitos barriales fue probado.
El bar de Lippi, unión del Camino Real y las historias de los patriotas
Ubicado en la entrada de Ministro Rivadavia, la localidad más antigua de Almirante Brown. El bar de Lippi recibió a los primeros pobladores que lo utilizaban como posta de descanso para carretas y diligencias que pasaban por el Camino Real hacia Chascomús, San Vicente, Azul, donde se detenían también ante el oratorio “Nuestra Señora del Transito”.
En este despacho de comestibles y bebidas, pasaron miles de patriotas. El bar de Lippi tenía en su interior rejas que separaban al público de la parte donde se hallan las mercaderías y despachaba el pulpero. Los visitantes jugaban a los naipes, a las bochas, a la taba y, en los días de fiesta, se corre la sortija, entre otras cosas.
Al respecto, Mario Fuentes, presidente de la Comisión de Infraestructura y Planificación, afirmó que la declaración de patrimonio histórico se realizó "con el objetivo de preservar y mantener viva esta historia que compete a todos los brownianos". El legislador comunal sostuvo que "el Concejo Deliberante en una acción mancomunada con el Gobierno Municipal, decidió conventirlos en patrimonio histórico para su conservación y para que a medida que pasen los años, las nuevas generaciones conozcan no sólo los relatos a través de los libros o el boca a boca sino también puedan visitar aquellas obras arquitectónicas que dan cuenta del origen y la historia de nuestro partido".