Se trata de Alberto y Maximiliano González, quienes cumplen servicio en el cuartel de Longchamps. "Es un orgullo y una alegría inmensa", afirmó el mayor de ellos a De Brown. Conócelos.
La vida de un bombero voluntario no tiene descanso, haciendo que muchos pequeños se criaran entre mangueras, autobombas y sirenas. Parte de aquellos niños, lejos de alejarse de dicha vocación, heredaron esa pasión y hoy visten con orgullo también los trajes bomberiles. Uno de esos casos es el de Maximiliano González, quien siguió los pasos de su padre Alberto. Actualmente, ambos forman parte del Destacamento de Longchamps.
El mayor de esta familia de héroes comenzó su labor en 1972, cuando ingresó como aspirante al viejo cuartel de Adrogué, ubicado en la calle Toll. Allí, fue creciendo hasta recibirse y poner en marcha su actividad voluntaria.
“De chico jugaba a ser bombero. Tenía un casquito rojo y lo hacía en un predio, porque estaba más descampado Longchamps. Vivía en Los Altos. Después, pude hacer parte de mi carrera como voluntario en el Destacamento N°1", relató Alberto, en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Posteriormente, la institución fue creciendo y se construyó el cuartel de Longchamps en donde ahora está la estación de servicio Axion. Este se sitúa ahora en la avenida Yrigoyen 18300, donde el browniano continúa sus labores y tiene un compañero especial: su hijo.
“Desde la panza estoy en el cuartel. Toda mi infancia fue allí. Por cuestiones de la vida, recién de grande decidí ser bombero. Toda la vida me gustó esta familia, pero hice otras cosas y en un momento ingresé. Ya son 12 años que estoy en la institución y es lo que me gusta hacer. Me llena de orgullo hacer lo mismo que mi papá. La única que sufre es mi mamá”, confesó a este medio.
Durante su servicio, el cuerpo bomberil vive a diario escenarios que marcan su vida para siempre, ya sean por ver las consecuencia de un accidente, no poder salvar una vida o, a contrapunto, por darle una segunda oportunidad a una persona o un animal.
Alberto, en ese contexto, explicó que en su carrera muchos siniestros le dejaron huellas, pero recordó una historia que lo “impactó”. “Recibimos un llamado a la madrugada para asistir a una mamá que estaba por dar a luz. En el camino al hospital, llegó el momento del parto. Detuvimos la unidad y me acuerdo de ver una cigüeña de decoración en una casa antigua. Justo en el nacimiento”, narró.
Por otro lado, subrayó que, si bien varios episodios de la vida bomberil lo marcaron, siempre “hay que seguir”. “Nos golpean las situaciones donde hay víctimas, cuando las personas sufren. Pero hay que estar preparados. Con lo más jóvenes siempre lo hablamos”, continuó. En esa línea, recordó el triste momento en el que acudió a un siniestro y halló a tres niños fallecidos en una habitación.
Maximiliano, en tanto, contó que tiene grabado en su memoria el incendio en una herrería, de la cual rescató a un hombre mayor que se estaba asfixiando. También, reconoció que le "llega al corazón" salvar animales.
Pese a que revelaron que no son el único caso en Bomberos de Almirante Brown, ambos reconocieron lo emocionante que es compartir esta vocación en el mismo destacamento. Alberto afirmó que es "un orgullo y una alegría inmensa" que su hijo esté en el cuartel, ya que "lo que siente en el corazón".
“En muchas navidades o año nuevo, a la medianoche estamos arriba de los camiones dejando la familia de lado para ayudar al que necesita. Como familia estuvimos unidos siempre y nos acompañamos. En su momento, lo entendíamos a mi papá porque era lo que le gustaba. Hoy me pasa a mí”, sentenció Maximiliano.
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— Noticias De Brown (@debrownweb) June 2, 2025