Por la vigésimo octava fecha del campeonato de Primera D, el “Tambero” no pudo con Ituzaingo en el Rodolfo Capocasa, y cayó 3-2 en un partido que lo tuvo a tiro hasta el final. Dreer y Bartet anotaron los goles del local. Aguarda que Centro pierda para salvarse.
Nuevamente Claypole no logró hacerse fuerte en su casa y trastabilló ante el “Verde” que le peleará la punta a Leandro Alem, hasta el final. Los primeros 90 minutos ya los perdió. Hoy estarán expectantes al duelo entre Centro y Victoriano (15:30) para saber si dejan de pensar en la desafiliación. ¿Qué resultado le sirve? Que los de Valentín Alsina le ganen a Español. Si empatan, se define la semana próxima.
La historia en el Capocasa había comenzado muy complicada para los de Héctor Baillié. Si bien durante los 10 minutos iniciales se prestaron la pelota y las ideas no abundaron, los visitantes se encontraron con la apertura del marcador rápidamente. Tras un córner y un desvío, Matías Vallejos empezó a inclinar la balanza.
Un puñado de minutos más tarde, cuando tampoco pasaba mucho, una obra de arte de Julián Sarasibar, que de tiro libre la clavó en el ángulo cercano de Bonet, estiró a dos la diferencia. Inmerecida a esa altura del duelo. Con la ventaja y la calma a su favor, Ituzaingo tuvo otras chances claras de gol, pero no llegaron a consumarlas.
El descuento de Claypole llegó en el momento indicado. A los 36’, cuando los hinchas comenzaban a desesperarse y pedirles más actitud a los jugadores. El “Facha” la bajó de cabeza para la llegada del lateral Dreer, quien se encargó de estampar el 2-1 con el que se murieron los 45’ iniciales.
El complemento fue muy distinto a lo que habían presentado tiempo atrás. Los arqueros casi no participaron del juego porque se trabó más de lo que generó. Asimismo, el “Verde” demostró porque está peleando arriba y cuando tuvo que meterla, cumplió. A los 70’, un centro que picó en el medio del área, le facilitó las cosas a Santiago Yossini para el 3-1.
El “Tambo” lo fue a buscar, más con amor propio que con ideas. Baillié movió el banco de suplentes y llenó la cancha de atacantes. Los pelotazos a la espalda de los defensores fue el arma principal con el que quisieron contrarrestar el resultado negativo. Así llegó el descuento. Centro al corazón del área que se desvió en el camino, le quedó servida a Bartet para que consuma el hecho.
El resultado final marcó 3-2 para Ituzaingo, pero el árbitro Roldan no cumplió un papel para pasar desapercibido en toda esta historia. Con fallos poco comunes, fue metiendo a Claypole en una atmosfera poco deseable, donde todas las divididas fueron para el visitante. Además, nunca mostró carácter para cortar con las “mañas” de Ituzaingo.