A pesar de la creciente participación femenina en diversos ámbitos, las mujeres aún son vulneradas en sus derechos básicos. Las agresiones físicas, insultos y humillaciones con que deben convivir muchas de ellas, no cesan. En el distrito, se realizan charlas para prevenir noviazgos violentos, con el objetivo de desnaturalizar estas situaciones.
Con el propósito de evidenciar claros indicadores de una relación violenta, en Almirante Brown se llevan a cabo una serie de talleres destinados a informar a los jóvenes sobre este flagelo que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. En ellos, se remarcó la necesidad de recibir ayuda especializada para superar las secuelas del maltrato.
Organizadas por el Municipio, se realizaron charlas informativas para los adolescentes que participan de las Colonias de Verano. La iniciativa surgió de la dirección de Juventud y la Unidad de Fortalecimiento Familiar (UFF), que depende de la secretaría de Desarrollo, Seguridad Social y Derechos Humanos municipal.
Durante el encuentro, se trabajó en la identificación de los tipos de actos violentos, a través de las propias experiencias de los jóvenes presentes. Se analizaron además casos de violencia cotidiana.
La actividad se llevó a cabo como parte de las jornadas de difusión e interacción destinadas a la población joven de las instituciones y barrios del distrito, que concurren al espacio de recreación vacacional de la Comuna.
En estos encuentros, se explicó que los celos, la humillación, el sometimiento al silencio, control sobre el modo de vestir y las salidas, y el hecho de impedir el contacto social, suponen conductas incorrectas. A su vez, se señaló que los rasgos fundamentales de estas relaciones son la asimetría de poder y la dominación que ejerce uno sobre otro.
“El Estado debe estar presente y concientizar a los jóvenes para que sepan reconocer las distintas formas de violencia, para que puedan prevenirlas y sepan dónde acudir para pedir ayuda profesional”, sostuvo el intendente Mariano Cascallares.
Victimas indirectas
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que la forma más común de violencia experimentada por las mujeres es la que ocurre dentro de la pareja; y en especial, en el hogar. En Argentina, en tan sólo siete años, entre el 2008 al 2014, 2196 hijos quedaron sin madre; y de ellos, 1403 son menores de edad.
A pesar de que la problemática se difunde cada vez más en los medios de comunicación, en las escuelas, ámbitos laborales y en el seno de las familias, muchas veces se olvida un aspecto central: el impacto que sufren los descendientes de esas madres denigradas, golpeadas o asesinadas.
Por lo general, los hijos de la mujer que sufre violencia son testigos de la agresión. En consecuencia, su desarrollo y su futuro se verá afectado.
Quienes presenciaron estas situaciones suelen evidenciar fracaso escolar, agresividad, baja autoestima, alteraciones del sueño, problemas para sociabilizar, cambios de humor, ansiedad e incluso fobias.
La necesidad de superar ese dolor no es algo que puedan hacer por sí mismos, sino que precisan contención y un acompañamiento médico adecuado, que no se da en la mayoría de los casos. Especialistas advierten que será vital informar y trabajar con los chicos, con el fin de prevenir que se repita la historia.
