Raúl Alvarenga (32) y Alberto Fernández (53) obtuvieron el titulo de taekwondo categoría seniors, en la XIII edición del torneo que se realizó en el estadio Directv de Tigre. El primero ganó en lucha de 30 a 35 años; mientras que el segundo lo hizo en formas I dan de 50 a 55.
Los dos brownianos participaron en el evento más grande de América y pudieron brillar, de tal modo que se adjudicaron el premio mayor: la de medalla de oro. Raúl es instructor de la escuela Atra Sur y Alberto integra la Organización Sudamericana. En diálogo con www.deBrown.com.ar contaron sus experiencias de competencia.
Ambos entrenan hace más de 20 años y el taekwondo ya es su forma de vida. A pesar de ya no encontrarse en su auge deportivo, demuestran que van en búsqueda de nuevos desafíos: más campeonatos, sueños de selección y la dorada colgada del cuello.
Fascinado por las películas de Bruce Lee en su adolescencia, Fernández comenzó a practicar el arte marcial coreano a los 23 y luego de alcanzar el cinturón rojo punta negra, se alejó de los entrenamientos más de dos décadas. Sin embargo, tenía pendiente llegar a ser listón negro y eso lo motivó a volver.
Por su parte, Alvarenga se acercó a las prácticas a los 5 años por recomendación de la maestra del jardín de infantes. “Yo era un chico muy activo y cuando fui quedé impresionado por las patadas”, expresó ante este medio.
- Los dos ya tienen muchos años de experiencia en el taekwondo, ¿Qué los motiva a continuar?
A: A mí me motiva poder competir en la Copa del Mundo en Hungría. A pesar de que ya participé en torneos internacionales, fueron ediciones que tuvieron sede en Argentina y para mí es un sueño poder representar a nuestro país en el viejo continente.
R: En mi caso me incentiva dar clases, ver a mis alumnos conseguir sus logros y progresar. También me motiva la idea de proponerme un objetivo, llegar de la mejor manera posible y vivir el proceso que eso implica.
- ¿Cómo se hace para continuar cuando el resultado es adverso?
A: Terminaba muy enojado cuando perdía, pero un día me vio mi instructor y me dijo que no me preocupe que los resultados ya iban a venir y así fue. Hay que perseverar, entrenar y creer en uno mismo porque los resultados a la larga llegan.
R: Cuando llegaba al podio para mí ya estaba, bajaba los brazos y me sentía feliz de estar en la foto. Eso para mí era demasiado. Después empecé a cambiar la cabeza y a seguir luchando. Me cuesta creérmela dentro del cuadrilátero, pero cuando me pongo una misión en la cabeza, no paro hasta conseguirla y acá está la dorada que busqué después de tantos años.