Quienes están buscando un empleo, suelen repetir una serie de fallas comunes que los llevan a dar un mensaje equivocado a su empleador. Según los especialistas, es fundamental poner atención a la postura corporal, la sonrisa y generar contacto visual.
Cuando una persona se postula para un empleo, el nerviosismo puede provocar contratiempos y pérdida de oportunidades valiosas. Las dudas comienzan por la manera en la cual deben moverse y el modo de presentarse sin equivocarse. En ese contexto, cumplen un rol central las expresiones no verbales.
Si bien la oralidad permite despejar dudas sobre las capacidades y deseos del trabajador, en muchos casos los gestos pueden contradecir lo dicho, y el mensaje no se emite correctamente.
Expertos en comunicación social advierten que las expresiones no verbales tiene igual o mayor importancia que las palabras, dependiendo del lugar en la que se expongan.
Particularmente, explican que quienes están en la búsqueda laboral deben poner especial atención en su aspecto y en la manera de comportarse gestualmente, debido a que lo más trascendental es la decodificación inconsciente que se hace de las intenciones del otro.
Algunas de las actitudes que logran incomodar al entrevistador son: "Tocarse demasiadas veces el rostro, frotarse las manos o los dedos entre sí, tamborilear con los dedos y con los pies, jugar con objetos que se tengan a mano”.
Una reciente encuesta realizada a más de 2 mil empleadores sostiene que, para el 33 por ciento, en 90 segundos ya saben si contratarán o no a alguien. Además, el 55 por ciento tiene en cuenta su vestimenta, cómo actúa y cómo camina; el 38 por ciento evalúa la voz, la ortografía y la confianza y el 7 por ciento las palabras usadas.
Con respecto a los faltas, la estadística plantea que el 67 por ciento erra en el contacto visual, el 47 por ciento muestra poco conocimiento sobre la empresa a donde se postula, el 38 por ciento no sonríe, el 33 por ciento tiene mala postura y se mueve de forma nerviosa, el 21 por ciento juega con su pelo o con su cara y el 9 por ciento gesticula demasiado con las manos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la forma de saludar. Un mal apretón de manos es una señal negativa, y hay que aprender y practicar la manera de transmitir nuestras mejores intenciones. Hay que ser firmes, sin mostrarse arrogantes.
Por último, aunque no hay un manual estricto y cada uno debe poner en juego sus conocimientos, experiencias y creatividad, será vital manejarse con cordialidad, demostrar responsabilidad y vocación de servicio.