La institución explicó que no se opuso a la decisión del árbitro de reanudar el juego por temor a una quita de puntos o sanciones mayores. Leé el texto completo.
Los graves disturbios en el entretiempo del clásico entre San Martín de Burzaco y Claypole opacaron el gran encuentro de fútbol que los verdaderos protagonistas plantearon dentro del campo. Es por eso que desde el club Claypole levantaron la voz para aclarar cuál fue su postura en medio de los incidentes.
El extenso comunicado oficial se publicó en las redes sociales. Explica que el juez principal se reunió con los capitanes de los equipos con la decisión de continuar con el duelo ya tomada previamente. A su vez, resalta que los dirigentes no pudieron anteponerse a ello por temor a una posible quita de puntos y sanciones institucionales.
Por otra parte, indica que las autoridades les aseguraron que estaban dadas las condiciones para reanudar el duelo. Sin embargo, se dio comienzo con el alambrado roto y tapado por infantería en el lateral de la cancha. Resalta además que los allegados fueron obligados a no gritar durante la segunda mitad. En tanto, subraya que el festejo de Chiapparo fue en ese sector y frente a los suplentes del "Tambero".
"Atento a los comentarios mal intencionados respecto del motivo por el que se reanudó el partido, se debe señalar que estos provienen del desconocimiento. El Club Atlético Claypole y, en particular los dirigentes, no tenían la potestad de suspender el partido. El único que tiene esa facultad es el árbitro principal, quien luego de reunirse con el jefe del operativo y ante el llamado de gente del A.Pre.Vi.De, entendió que estaban dadas las condiciones.
Así fue que llamó a un representante de cada institución y al capitán de cada equipo (con una decisión tomada) y consultó si se estaba en condiciones de seguir. Ahí se planteó que se fijase dentro de cuánto se seguiría, debido a que el plantel de Claypole estaba en un vestuario de baby, mientras que la gente de Burzaco estuvo gran parte del parate en la cancha (sin la presencia de ninguna autoridad). En un momento de esos 53 minutos, el plantel estaba encerrado en un sector y en otro los árbitros, sin tener información de lo que sucedería.
*Imagen: NA
Ante la consulta hubo silencio y dijo "salgan". Así es que se salió después de 53 minutos de entretiempo en un vestuario preparado para niños de baby (menores de 10 años) a disputar el segundo tiempo. Además, la ambulancia se fue y regresó mientras continuaban los incidentes. El partido continuó con gente y el alambrado roto, tapado por infantería al costado de la cancha.
La decisión es exclusiva del árbitro del partido y de la gente que manejó el operativo, quienes dieron la "tranquilidad" de que estaban dadas las condiciones para continuar. Eso sí: solicitaron que los allegados de Claypole no gritasen, de manera de no incitar a la violencia. Es lamentable que los allegados sean perseguidos por gritar un gol y los jugadores locales hayan ido a gritarlo a los suplentes y que también se grite de manera directa a los allegados.
Se ve que un grito de un espacio a 70 metros genera más violencia que un grito de gol en la cara del contrincante. Obviamente, ese accionar no mereció reproche ni sanción alguna. Estas actitudes, reiteradas en algunos casos, llevan a preguntarse si lo normal es aceptar la violencia y, en lugar de combatirla, hacer que del otro lado nadie haga nada porque de lo contrario se pone el riesgo uno mismo.
Los dirigentes de Claypole no pudieron anteponerse a esa decisión. Si se hubiese decidido irse del campo y no salir más, se habría arriesgado a exponer los puntos en juego y la sanción a la institución. Se quiso evitar otro San Jorge de Tucumán, equipo que sufrió las sanciones de pérdida de categoría, multa económica equivalentes a 300 entradas y suspensiones".
⚽️ Incidentes y remontada épica: San Martín estiró la paternidad ante Claypole👇 #PrimeraC https://t.co/L8IVomVyT1
— Noticias De Brown (@debrownweb) October 17, 2021
