Tras la salvación de Claypole de la desafiliación, Ignacio Sallaberry habló con De Brown. El delantero dijo estar “muy contento” por conseguir el primer objetivo, y resaltó las ganas del grupo de salir adelante.
El “Tambero” vivió una temporada muy difícil en cuanto a lo futbolístico. Esta vez no le tocó estar peleando arriba, si no en la zona baja de la tabla, con un riesgo muy grande a desafiliar. Con una gran campaña de la mano de Baillié, y ayudado por Centro Español, seguirá en la categoría.
“Pudimos terminar con la película. Veníamos peleando desde que empezó el torneo y todo el tiempo haciendo cuentas. Pasamos muchas cosas y pudimos cumplir el primer objetivo”, admitió Ignacio Sallaberry en comunicación con www.deBrown.com.ar.
Con mentalidad ganadora, lo que les inculcó el “Loco” desde su llegada a fines de 2016, el grupo ya se trazó una nueva meta. “Tenemos un segundo objetivo que es jugar el Reducido. Hay dos finales por delante, y estamos cerca de conseguirlo”, sostuvo.
Ilusionado por la chance de meterse entre los ocho que pelearán por el último ascenso, “Nacho” entiende que ahora podrán pensar plenamente en alcanzar a Puerto Nuevo (tres puntos más), y si clasifican, pelear por el pasaje a la Primera C.
Claypole comenzó la temporada con grandes probabilidades de desafiliar, ya que sus rivales sostenían la diferencia y Centro Español dividía diferente, lo que hacía el trabajo aún más difícil.
“El grupo sacó fuerzas de donde no había para superar todas las piedras en el camino. La mayoría trabaja e iban amanecidos a entrenar; o en la pretemporada cuando hacíamos doble turno, debían irse a las corridas para llegar al trabajo”, recordó.
Y agregó: “Los días de lluvia entrenábamos abajo del puente porque no teníamos lugar, o atrás de la cancha, donde había montañas de tierras de dos metros. Por suerte tuvimos nuestra recompensa”, reconoció el ex Lugano y San Lorenzo.
Por último, agradeció también el apoyo de la hinchada de estar en cada partido acompañándolos. “Este logro es de ellos”, concluyó.
