En la última década se evidenció un notorio incremento en las consultas y tratamientos de fecundación de parte de mujeres que deciden afrontar la maternidad sin estar en pareja. Esta situación evidencia los diferentes tipos de familia que coexisten en la actualidad. Cuáles son los beneficios y los riesgos de afrontar esta determinación.
La Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), registró en los últimos 5 años un aumento de la fertilización asistida, en sus dos formas: inseminación artificial "conyugal" (IAC) cuando interviene la pareja, y la "con donante" (AID) cuando la muestra de esperma proviene de un banco. Para el último caso, aún persisten ciertos prejuicios.
Ser madre constituye para muchas mujeres su mayor anhelo. Algunas son conscientes de que su fertilidad puede estar llegando a su límite. Pero esto no supone únicamente un costo monetario sino que requiere responsabilidad y una clara determinación.
Actualmente, un grupo de ellas lo hacen incluso sin que las corra el reloj biológico. Es que están decididas, informadas y poseen un poder económico que les permite afrontar el embarazo. Su situación es diferente a la de quienes tienen dificultades para procrear, y acceden a un programa de asistencia gratuito.
La Clínica de Reproducción Asistida IVI Argentina puntualizó que entre 2010 y 2015 se acrecentó un 266 por ciento el número de procedimientos anuales en madres solteras, pasando de 15 a 55 por año; mientras que en el mismo período los realizados con donante cónyuge, progresaron un 80 por ciento, pasando en el mismo período de 105 a 190.
La inseminación artificial supone diferentes técnicas de fertilización asistida, unas son denominadas "de baja complejidad", por oposición a las de "alta complejidad", como la "in vitro".
Las últimas estadísticas revelan que hasta el 2000 se concretaban tan sólo cinco mil casos de fertilización del segundo caso en toda Argentina. Actualmente la cifra asciende a 20.000. Además, como 2 o 3 de estos tratamientos no logran el resultado esperado, se estima que se inician 50.000 mil por año.
Por lo general, las mujeres efectúan las primeras consultas entre los 35 y los 38 años, debido a que postergan la maternidad por otras prioridades, como el desarrollo profesional. Sin embargo, profesionales aconsejan que despejen sus dudas unos años antes porque duplicarán sus posibilidades.
Por otro lado, los desafíos que deben asimilar son similares a los que debe afrontar toda mamá. Básicamente es aprender a manejar el estrés que genera tener nuevas responsabilidades. Un aspecto diferente es que, en algún momento, deberán decirles a sus hijos cómo fueron concebidos.
Los especialistas recomiendan no ocultarles la verdad, explicarles por qué su familia está conformada de esa forma y transmitirles seguridad. El rol masculino, en todos los casos, siempre será ocupado por algún miembro de su entorno, como abuelos, tíos, etc.
Avances normativos
En junio del 2015 se anunciaron nuevos alcances en la Ley de Fertilización Asistida. Con ellos los hospitales públicos, las obras sociales y prepagas deben avalar la donación de óvulos y espermatozoides. Por lo que se permitirán hasta cuatro intentos de baja complejidad y tres de alta, al año. El único requisito para acceder a este beneficio es tener problemas para procrear.
Desde la puesta en vigencia de la norma se atendieron 45.300 consultas en establecimientos bonaerenses, se iniciaron 3.800 procedimientos y nacieron 800 bebés con tratamientos gratuitos en 11 centros públicos.
Para obtener más información sobre los métodos se puede visitar la página web: www.leydefertilizacion.gba.gov.ar o llamar telefónicamente al: 0800-666-0611.