Fragmentar los ciclos del sueño puede traer pérdida de memoria, baja capacidad de reacción y disminuir el rendimiento laboral. ¿Cómo revertirlo?
Según una encuentra realizada en Estados Unidos, el 46% de las personas no se levanta cuando suena la alarma y decide posponerla. Este procedimiento suelen realizarlo repetidas veces.
El placer de quedarse en la cama durante cinco o diez minutos más provoca que el descanso no sea reparador si volvemos a dormirnos. Francisco Segarra, experto en medicina del sueño de la European Sleep Research Society (ESRS), explicó que este accionar “provoca consecuencias diurnas en todos los niveles”.
Durante los ciclos de sueño entran en juego mecanismos químicos de nuestro cuerpo tanto para dormir como para despertarnos. Aumento de la temperatura corporal, el sueño se vuelve más ligero y se liberan hormonas que nos proporcionan energía para empezar el día.
La falta de sueño es recurrente en gran parte de la sociedad, y allí se produce una “inercia del sueño”: una sensación de aturdimiento y falta de energía y capacidad para mantenerse atento.
Según Joaquín Teran, presidente de la Sociedad Española de Sueño (ESE), explicó que el uso de varias alarmas consecutivas es porque existe “una falta de sueño detrás”.
Desde 2008 que se realiza el Día Mundial del Sueño, impulsado por la Asociación Mundial del Sueño (WASM). Se busca concientizar a la sociedad sobre los trastornos del sueño, prevenir, educar y mejorar la comprensión sobre las afecciones que genera este problema.