Es una de las fechas más representativas del cristianismo. Recuerda la crucifixión y muerte de Jesús. Conocé la historia detrás de esta tradición.
Durante el Viernes Santo, el catolicismo conmemora la muerte de Jesús. Durante todo el día, sus feligreses eligen no comer carne. Su historia se remonta a la práctica del ayuno como signo de penitencia y purificación. Es uno de los ritos más arraigados.
En ningún pasaje de la Biblia se alude directamente a esta prohibición. Sin embargo, es una tradición que celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Es una forma de honrar que permaneció sin consumir alimentos durante 40 días en el desierto.
Para la Iglesia católica, la carne roja representa el cuerpo de Cristo crucificado. Por este motivo, sus practicantes evitan comerla y la reemplazan por pescado o derivados. Buscan así cumplir con las Sagradas Escrituras. Recién el Domingo de Pascua llega el momento de festejar ya que se conmemora la resurrección.
A lo largo de toda su historia, la institución eclesiástica dispuso que esta abstinencia debía respetarse únicamente dos veces al año: el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Algunos documentos indican que en la antigüedad era un alimento al que los cristianos se negaban. Pero, ¿por qué? Era considerado un lujo en muchas culturas y tenía una asociación directa con las celebraciones.
El Viernes Santo, en este sentido, no era una fecha de festejo, sino de conmemoración del sacrificio de Jesús.
Esta prohibición comenzó a flexibilizarse en 1966. Después de las reformas del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI consideró que había otras formas de practicar la penitencia. Podría ser mediante la oración u obras de caridad. Esta idea fue ratificada tiempo después por al Papa Juan Pablo II.